miércoles, 17 de octubre de 2012



COMPARTIR LECTURAS

"Puedes conocer mucho a una persona por los libros que hay en sus estanterías. Y puedes enamorarte, o enamorarte aún más, escuchando a esa persona leer. Algunas cosas -el amor, un buen libro- son demasiado buenas como para guardártelas para ti solo.

¿Habéis leído para alguien alguna vez? ¿Alguien ha leído para vosotros? ¿Qué libro elegiríais?"

Principia Marsupia

A mí me encantaría que me leyesen este capítulo de Rayuela:

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias."

Rayuela - Capítulo 68
Julio Cortázar